9 dic 2008

18. Crónica de una tocata en Cañete

Creo que es una de las mejores tocatas a la que he asistido, las que no son pocas.
No recuerdo la fecha exacta; pero fue durante el otoño de 2000, quizás un año antes.
El destino: Cañete.
El motivo: la visita del grupo anarco-punk mexicano, Coprofilia.
Curiosamente esa fue la primera entrevista que realicé en mi vida.
Nunca me imaginé que dos años después estudiaría, por descarte, Periodismo.
Ni menos pensé que “Gonzo”, el cantante de la banda, y con quien conversé y bebí aquella noche moriría en 2001, en alguna ciudad del país azteca.
¿Las causas? Las ignoro.
Llegar a Cañete fue una travesía, divertida por lo demás.
Boris, “Kunny”, Rogelio, Carlos y un tipo de unos 40 años (nuestro “Tío Rico”), me esperaban en un terminal de buses interprovincial de calle Manuel Rodríguez, Concepción.
Cuando los encontré faltaban minutos para las 20 horas y estaban ebrios, muy ebrios. Rajas. Compramos los pasajes y al rato llegó el bus y partimos.
Tomamos vino en caja durante el trayecto.
Viaje que nos duró menos de una hora, no porque la máquina transitara a gran velocidad, sino porque en Laraquete el auxiliar, aburrido de los reclamos de los pasajeros le dijo a unos Carabineros que a bordo de la máquina iba un grupo de jóvenes, borrachos y ruidosos.
Y subió el Orden, nos instaron a bajarnos y a subirnos a un furgón.
“Ya gueones, se van callados”, dijo un cabo.
Respondimos con risas.
Y al final fuimos a dar a Cañete.
Al rato nos soltaron, previa entrega de nuestros antecedentes.
Y de prometer que durante la noche no beberíamos.
Mentimos.
Esa noche tocó Medio Muerto, la entonces promesa del grind-crust chilena, Crisis Extrema (O algo así) de Venezuela y Coprofilia.
También vimos videos de la toma de la Universidad Autónoma de Mexico.
Al rato hablé con Gonzo. Antes que comenzara a circular el rumor que decía que en el subterráneo donde fue la tocata habían tipos de Investigaciones, asegurándose que los mexicanos y venezolanos no venían a apoyar a los comuneros de la zona.

"Luchamos contra el sistema, pero en casa tenemos ciertas comodidades"
Luego añado la entrevista a...

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A los ocho años mi perro me mordió la mano derecha. Me dejó una cicatriz. El mismo animal, al año siguiente, me mordió el hombro opuesto al corazón. Otra cicatriz. En 1999 un perro casi mata a un gato. Intenté salvarlo, y lo logré. Pero éste, en el rescate, me arañó y dejó dos marcas muy feas en mi diestra. Mi mano izquierda posee dos cicatrices; no recuerdo cómo me las hice.