24 may 2009

29.- Mauricio Morales Duarte, todo viaje de miles de kilómetros comienza con un primer paso

Reviso mi correo electrónico y leo un mensaje enviado desde la librería anarquista Sacco y Vanzetti. Me invitan al funeral de Mauricio Morales Duarte, el Mauri punk, el veinteañero que murió por una explosión, según la prensa seria y no tanto, provocada por una bomba casera que pretendía detonar en un centro de Gendarmería santiaguino. ¿Brujería?, ¿ocultismo? No sé cómo en el Ministerio Público, gracias a las policías, averiguaron que ese era el punto a reventar.
The decade broke anarchopunk: el movimiento ha crecido en conocimientos y en riesgos. Recuerdo cómo se gestó la primera okupa en la zona. Fue en Concepción, cerca de la plaza Cruz. Allí había una casa desocupada por años. Hablamos de 1996, tres viejos conocidos, y otros que no recuerdo, ingresaron a la vivienda. La okupación duró un par de horas, el lugar pertenecía a un entonces capitán de Carabineros que movío sus hilos (personal) para que "desokuparan" su casa. Y lo hicieron rápidamente. Tal hecho fue tomado como un acto para la risa entre las nóveles filas antagonistas, éramos más jóvenes (adolescente, en mi caso). Los detenidos finalmente tuvieron que ir al juzgado local y aquí no pasó nada, o casi. En aquellos años ya estaba la idea en Penco de realizar una okupa. Cómo no olvidar cuando acompañé a algunos punk´s pencones a buscar madera a un bosque. Terminamos con las manos hecho tiras y el trabajo no sirvió para nada, más que para juntar leña para la mamá de uno de los que estábamos ahí.
Hoy en Penco hay una okupa en la vieja estación de trenes.
Cuando supe de la muerte de Mauricio no pude evitar hacer un stop en mi jornada laboral. Fui a mi departamento, prendí la radio y sintonicé la Cooperativa para saber más detalles.
Mauricio, todo viaje de miles de kilómetros comienza con un primer paso.
Yo, para ser justo y consecuente, hace rato que me entero sobre el movimiento por los diarios, radios, blogs, documentales y la televisión. No me gustan las armas, menos las bombas.

Datos personales

Mi foto
A los ocho años mi perro me mordió la mano derecha. Me dejó una cicatriz. El mismo animal, al año siguiente, me mordió el hombro opuesto al corazón. Otra cicatriz. En 1999 un perro casi mata a un gato. Intenté salvarlo, y lo logré. Pero éste, en el rescate, me arañó y dejó dos marcas muy feas en mi diestra. Mi mano izquierda posee dos cicatrices; no recuerdo cómo me las hice.