5 dic 2008

16. Algo de reporteo

Hay días buenos y malos
También años malos.
2008, en lo profesional, fue ahí no más.
Pero hubo cosas buenas.
Historias que se quedan.
Que guardo.

La pena del artesano mapuche
El año 1988 fue trágico para Freddy Huenchuman Huenchuleo (55), su esposa, Miriam Navarro Orellana falleció: un automóvil la atropelló cuando iba a reunirse con él.
Hasta ese entonces, Freddy, o “El artesano”, como le dicen los comerciantes del centro de Talcahuano, se dedicaba a trabajar en su taller de orfebrería en Linares, pero el hecho que acabó con “la mujer de mi vida, me hizo cambiar de rumbo y dejar todo”, cuenta con nostalgia.
En la época del plebiscito comenzó a recorrer el país, sin más peso que un par de frazadas, algo de ropa y sus materiales para trabajar la madera. Fue al norte y el sur de Chile. Sintió el frío de Los Andes y la brisa del mar de Chiloé. Nunca más volvió a su hogar de la Región del Maule.
Hoy lleva 6 años viviendo en Talcahuano. No tiene casa y el dinero para subsistir lo consigue vendiendo maderas talladas con forma de mapuches, búhos, gatos y otras especies inspiradas en lo humano y animal.
A veces, gana tres mil pesos al día, pero hay jornadas en las que no consigue ni un céntimo y le toca pasar hambre. No tiene amigos, cuenta. “Pero soy un buen hombre, un buen hombre”, repite, como si estuviera cantando la más triste de las melodías.

El presente
- ¿Cómo lo hace para vivir?
“Me acompaña ‘La Lobita’, una perrita con la que voy a todas partes... Ella me sigue porque le doy comida. Comemos lo mismo, cuando hay algo para echarle al buche”.
- Sin techo, con pocas cosas, ¿cómo se las arregla?
“Hum... (hace un gesto de no lo sé). Cuando me baño lo hago en el mar, en la mañana, cuando la gente no me ve. Luego empiezo a recorrer el centro. Me compro algo para el frío o para la sed y vivo. Y_en la noche busco un lugar donde quedarme”.
- ¿Enfermedades? ¿Algún achaque?
“Nada, soy un mapuche fuerte, bien fuerte Un mapuche metido en la ciudad, con los huincas”.

Freddy tiene dos hijos, de los cuales prefiere no hablar, porque son “temas de uno y nadie más”. Cuenta que su arte no sólo lo ha llevado a conocer los contrastes sociales, climáticos y geográficos de Chile, sino de otros países. “Recuerdos bonitos tengo de Australia, por un fondo de promoción de la cultura fui a Australia y era un lugar muy bonito”, cuenta con su hablar cantadito.
- ¿Cómo ve su futuro?
“Lo veo como el presente... Se vive, se siente, se avanza... No sé lo que haré mañana. A lo mejor vuelvo a casa”.

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Mi foto
A los ocho años mi perro me mordió la mano derecha. Me dejó una cicatriz. El mismo animal, al año siguiente, me mordió el hombro opuesto al corazón. Otra cicatriz. En 1999 un perro casi mata a un gato. Intenté salvarlo, y lo logré. Pero éste, en el rescate, me arañó y dejó dos marcas muy feas en mi diestra. Mi mano izquierda posee dos cicatrices; no recuerdo cómo me las hice.