La primera vez que vi a Fernando Cornejo fue en una revista Barrabases.
Era joven, jugaba en O´Higgins y tenía el pelo liso, a lo Beatles. Enserio.
Eran los noventa. No había farándula en los medios de prensa; si los futbolistas se portaban mal, la guerrilla periodística del Espectáculo los dejaba tranquilos. Los periodistas de Deportes para qué decir.
Eran tiempos post dictadura. El silencio era una máxima en muchos órdenes de cosas.
... Pero Cornejo, cómo te fuiste.
Me gusta Cobreloa. Cuando pendejo gocé con el fútbol. Tenía sus camisetas y otras chucherías. Más viejo, con el inicio del campeonato actual, los zorros se mandaron tres campeonatos en dos años. Y ahí estaba Cornejo, con la 8 en la espalda. Corriendo, con su corazón de minero. Y a dos bandas. El golazo de tiro libre que le hizo a Argentina, en BsAs, por la selección. Para la historia.
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- GIA
- A los ocho años mi perro me mordió la mano derecha. Me dejó una cicatriz. El mismo animal, al año siguiente, me mordió el hombro opuesto al corazón. Otra cicatriz. En 1999 un perro casi mata a un gato. Intenté salvarlo, y lo logré. Pero éste, en el rescate, me arañó y dejó dos marcas muy feas en mi diestra. Mi mano izquierda posee dos cicatrices; no recuerdo cómo me las hice.
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