21 nov 2008

4. Zombies petazetas

Pese a que es del año pasado, igual fui al cine a ver Rec.
Como en las funciones del Lido, a principios de los noventa, la película llegó atrasada y eso que hablamos de la cadena Cinemark.
Demás está decir que Rec se puede bajar.
"Conchetumadre, la película", dijo una de las cuatro niñas que estaba en la última fila de la sala.
Era el instante en que Madeleine, la niña portuguesa "poseída", con martillo en mano y unos gritos sacados de sus pulmones de su alma en penas, mataba al camarógrafo.
Daba miedo.
Es el comentario: los españoles están usando de manera increíble a los niños.
Los últimos 10 minutos de la película de verdad aterran.
Es una mezcla entre la escena efectiva y una historia bien contada.
¿Y por qué la muchacha, pese a que es una muerta en vida, estaba ordenando la cocina?
George Romero ya lo había dicho: los zombies, en el fondo, quieren volver a ser como eran antes.
Humanos.

4.1. El placer de vender
"Cien libros chilenos", Álvaro Bizama, al parecer hace lo que quiere.
La gente le compra (sus libros).
Y se despachó, a su juicio, una selección (que promedia los 11 mil pesos) con lo mejor del país con nombre de ají.
Guste o no, Bizama, "El Guatón", "El Comelibros", entretiene.
Ahí está su gracia.
Esa es la ciencia.
Si hasta metió a "Pepo" y su "Condorito".
Pop, no plop.

4.2. Morir con las botas puestas
Mogwai, la banda con nombre de película ochentera se despachó el Lp "The hawk is howling".
Siguen en la misma, pero menos latigudos y más oblicuos.
"Thy the fallen ones" y "Trees are dying" entran al toque.
Armonía dentro de los efectos.

4.3. Pollito con papas
El pollo con salsa de champiñón del Líder es una buena alternativa si andas apurado y trabajas lejos del mundo.
$2.490, una presa contundente, con dos agregados más gaseosas a elección.
Y un pan, si quieres.
Y como la idea es destruir a la competencia, te regalan la edición del día de LUN.
La Titi García Huidobro agarró con Luis Miguel en 1990.
Esas son noticias.

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Mi foto
A los ocho años mi perro me mordió la mano derecha. Me dejó una cicatriz. El mismo animal, al año siguiente, me mordió el hombro opuesto al corazón. Otra cicatriz. En 1999 un perro casi mata a un gato. Intenté salvarlo, y lo logré. Pero éste, en el rescate, me arañó y dejó dos marcas muy feas en mi diestra. Mi mano izquierda posee dos cicatrices; no recuerdo cómo me las hice.